Volvió el gigante blanco.
Y lo hizo sin miedo a leyes ni a nostalgias, cabalgando a lomos de la raza, el coraje y la pasión para alcanzar la victoria. En campo de batalla, con escenario adverso poblado de enemigos que ansiaban con nuestro quebranto final, luchamos sin temor, honrando nuestra historia para hacer justicia.
Nuestro caballero más aventajado, Don Cristiano Ronaldo, lejos de amedrentarse ante el rival, silenció una vez más -ya van 6 partidos consecutivos marcando en el Camp Nou- la morada culé a base de raudas galopadas atentatorias contra la cultura del "tiki-taka" y por medio de goles que se blandían como espadas en el estómago de aquellos que nos desafiaban en combate.
El coloso blanco en su afán de destrozar al émulo en buena lid, hostilizaba al adversario con esa fórmula perfecta que reza nuestro himno, la de aunar veteranos y noveles en contienda para alcanzar la gloria.
Y vaya si la alcanzamos.
Dos goles más, uno resultado de un contragolpe de libro finalizado por nuestro héroe portugués gracias a la fuerza de un enjuto pero habilidoso Di María que fracturó en el recorte anterior al gol la cadera de Puyol, representando el salvaje destrozo al que sometíamos al rival.
El otro, consecuencia del trabajo, compromiso y talento de un novicio pero experto en sus maneras, el novel Raphael Varane, que paralizaba el tiempo con un imperial y augusto testarazo violando las redes de la portería del Camp Nou, para posteriormente, abrazar al patrón y arquitecto de tal preciada obra maestra, Don José Mourinho.
Noche para el recuerdo por tan meritoria, apreciada y valiosa empresa que nos empuja, obligándonos a conquistar la cúspide, nuevamente, del fútbol mundial. Y digo empuja, porque el guerrero madridista, después de limpiar su traje y espada de la sangre de sus víctimas, y alentada por las mismas, cabalga de nuevo hacia tierras inglesas para combatir y guerrear en la batalla que se antoja como preludio de una nueva conquista.
Avanti, majestuoso y honorable caballero del honor.
Honra a aquellos que dieron su vida por este escudo. Glorifícales con la victoria.
¡Hasta el final!
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